Por Sabina Eichmann, profesora del curso online Hello África de Slow Fashion Next y fundadora de Fashion Business English.

Imagen de portada: Propiedad de Sabina.

Desde el momento en que pasé las vacaciones de verano con mis tíos en las afueras de Estocolmo con doce años, me he sentido atraída por Escandinavia, tanto por lo acogedora que es su gente como por la atmósfera que se respira en sus casas.

Al largo del tiempo he ido coleccionando varias amistades muy buenas con gente de Suecia, Noruega y Finlandia, viajando, viviendo y trabajando con ellos y lo que me han ido enseñando ha sido lo contrario del cliché de lo fría que puede llegar a ser la gente del norte.

Hay pocas personas en el mundo con quienes te sentirías tan cómodo en tan poco tiempo, que tienen un gran sentido de comunidad y de consideración hacia los demás.

Mejor juntos – Saas Fee, Suiza 2008 (esta foto y la de la portada son de mi Facebook)

Viniendo de un país con un clima muy frio también (Suiza), sé de la importancia de un hogar acogedor y siempre me ha encantado invitar a familiares y amigos a mi casa. ¿Porque a quién le apetece ir a cenar fuera cuando hay un metro de nieve en frente de casa?

Cuando leí el invierno pasado sobre el ya casi fenómeno mundial del “hygge”, me alegré mucho de que el resto del mundo también ha descubierto por fin la belleza de estos momentos especiales en casa, con mantas cálidas, velas y quizá una taza de chocolate caliente para disfrutar de nuestro hogar.

Hygge – La felicidad en las pequeñas cosas (foto: Libros Cúpula)

Hygge” (pronunciado algo como “/ˈhʊɡ.ə/“) tiene su origen en la Dinamarca del siglo 19 y se traduce como “lo acogedor” y su biblia es el libro: “Hygge – La felicidad en las pequeñas cosas: Descubre por qué los daneses son los más felices del mundo y cómo tú también puedes serlo” escrito por Meik Wiking (si con “W” no “V”), el fundador del Instituto de Investigación sobre la Felicidad de Copenhagen (si, has leído bien) en 2016 que se convirtió en un éxito al instante.

Pero es la definición de Helen Russell, autora de otro libro sobre el tema, titulado “The Year of Living Danishly” (“El año de vivir a lo danés”) el que más me ha gustado:

“Para mi hygge tiene que ver con ser bueno contigo mismo: consentirte, pasar un rato agradable, no castigarte o negarte nada», Helen Russell

Muy en el sentido de la autocompasión, popularizado de nuevo últimamente a través del Mindfulness (o atención plena), gracias a autores como la psicóloga e investigadora estadounidense Kristin Neff.

Así que ya en octubre y con el espíritu de vacaciones de verano todavía no completamente perdido, pensé ¿por qué no escribir un post sobre las cosas que nos pueden ayudar a cuidarnos a nosotros mismos y empezar esta nueva estación con más calma y consciencia?

Y aunque “hygge” trata más de estar en casa que fuera, no es decir que no respeta a la naturaleza, más bien todo lo contrario. Si no admiramos la naturaleza desde la ventana de nuestro salón, está perfectamente claro que sin mucho frio fuera no había mucho “hygge” por dentro. Es casi como el yin y el yang, ambos son indispensables.

Dicho esto, a mí me interesaba hacer el hygge este invierno sostenible, ¡para que estas noches nevadas no desaparezcan nunca!

Para empezar, me gustan las velas de cera de miel, no solo porque huelen increíblemente bien, sino también porque son mucho más respetuosas hacia el medio ambiente gracias a que no contienen parafina ni emiten gases perjudiciales.

Las sencillas, pero elegantes porta velas de madera reciclada o sostenible, hechas y pintadas a mano en Tailandia por la marca La Variété (en la plataforma Fairchanges), me parecen ideales, no solo por su aire escandinavo, sino también por el hecho de que sus ventas apoyan a familias en el norte de Tailandia.

Porta Vela de Variété en Fairchanges (foto: Variété)

Otra cosa que tengo muchas ganas de retomar es tejer, me encanta como se ha redescubierto este hobby como tendencia en los metros neoyorquinos y que al final ha vuelto invierno tras invierno. ¡Obviamente el tejer está aquí para quedarse!

Lana merino XXL de dLana (foto: @dlana)

Y para los que aún no habéis tenido la suerte de tocar la increíble lana merino XXL del proyecto dLana ya, ¡no os la podéis perder! Esta lana, elaborada de manera artesanal aquí en España, no solo tiene el tacto de una nube, sino que también forma parte de la historia de este país desde la edad media y de su recuperación tras su caída en desuso. Para aprender más de ella podéis ver la presentación de uno de sus fundadores, Javier Benito, en la Jornada de SFN de hace dos años en Madrid aquí.

DLana ofrece además varios kits de tejer, como mantas, jerséis y varios accesorios cálidos a través de su tienda online.

Collar Feriel por Verdeagua (foto: verdeaguastyle.com)

Cuidarse a uno mismo para mí también incluye vestirse de una manera que nos haga sentir bien a nivel de estético y por supuesto en cuanto a comodidad. Así que tengo que confesar que me he enamorado de las increíblemente bonitas joyas hechas en España por la marca madrileña Verdeagua Style.

¡Con sus exóticas y coloridas piezas te sientes alegre de inmediato solo con mirarlas! Quizá te inspiren a hacer tus propias joyas en uno de los talleres que ofrece la fundadora de Verdeagua Style, Virginia Abascal.

Volviendo al tema de estar cómodo, ¿quién podría resistirse a un pijama clásico blanco? Aparte del hecho que se están viendo fuera de los dormitorios, en plena calle… la marca barcelonesa Thinking Mu ha recreado este clásico a la perfección y de manera sostenible…

“Classic White Pijama” por Thinking Mu

Así que os deseo a todos un otoño e invierno muy acogedor y ¡que cuidéis mucho de vosotros mismos y de vuestros seres queridos!

 

-Las ideas y opiniones de este post pertenecen a su autor/a. Slow Fashion Next no se responsabiliza de los contenidos-

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