El objetivo de la norma es definir los requerimientos reconocidos globalmente para asegurar la condición orgánica de los productos textiles, desde la obtención de la materia prima, a través de una producción responsable con el medio ambiente y el medio social, hasta el correcto etiquetado, a fin de que el producto final ofrezca al consumidor la necesaria seguridad y credibilidad.

Los procesadores y fabricantes textiles tienen de esta forma la posibilidad de exportar sus tejidos y prendas orgánicas con una certificación aceptada en todos los grandes mercados mundiales.

Incluye criterios medio ambientales y sociales, y prohíbe una larga lista de sustancias y materias como metales pesados tóxicos, formaldehído, solventes aromáticos, nanopartículas funcionales, organismos genéticamente modificados (OGM), etc.